Ferrari 246 Dino: Más potencia, más alma
Lanzado en 1969 como sucesor del 206 , el Ferrari 246 Dino ofreció justo lo que los clientes de Ferrari pedían: más potencia, más par motor y un rugido más profundo gracias a su V6 de 2,4 litros . Desarrollado pensando en los propietarios del 206, el 246 no solo evolucionó, sino que se convirtió en el coche que el emblema Dino siempre pretendió representar.
Con 192 caballos de potencia y una velocidad máxima de 235 km/h, el 246 no se quedaba atrás. Mantenía la misma configuración del V6 que su predecesor, montado en posición central y en ángulo para mayor equilibrio, pero ganaba cilindrada y potencia gracias a un bloque de hierro fundido Fiat.
Eso lo convirtió en el primer motor producido en masa jamás utilizado en un modelo de Ferrari, un cambio significativo para la marca en ese momento y también marcó un momento clave en la evolución de Ferrari de adoptar la producción en volumen sin sacrificar el alma.
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Si bien el estilo se mantuvo en estrecha sintonía con el del 206, Ferrari optó por una carrocería de acero para el 246. Esta se combinó con un capó delantero de aluminio, tanto para optimizar la rentabilidad como para mejorar la rigidez estructural. Mantuvo el diseño curvilíneo de Pininfarina que definió la identidad del Dino y causó sensación en todo el mundo.
La caja de cambios manual de 5 velocidades fue otro punto a destacar. Conocida por su durabilidad y suavidad, permitía a los conductores conducir como un gran turismo o subir cada revolución con confianza. Era un auténtico Ferrari para el conductor.
En 1972, llegó el 246 GTS, que añadió una experiencia al aire libre gracias a un panel de techo Targa negro desmontable. Mecánicamente idéntico al GT, el GTS incorporó un perfil trasero más impactante y ofreció a los conductores lo mejor de ambos mundos: la rigidez de un coupé con el estilo de un roadster.
Hoy en día, el 246 Dino es justamente celebrado no solo por su rendimiento, sino también por su equilibrio, encanto y el papel que desempeñó en la formación del legado posterior de los motores centrales. Conectó el pedigrí de las carreras con la delicadeza en carretera, ofreciendo una experiencia de conducción que aún resuena entre entusiastas y coleccionistas décadas después.
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