El Porsche 959: una maravilla tecnológica y un superdeportivo icónico
El Porsche 959 ha pasado a la historia como un vehículo revolucionario. Lanzado en 1986, este coupé biturbo de dos puertas fue el coche de producción homologado para circular por carretera más rápido del mundo y estaba repleto de tecnología revolucionaria.
Su motor bóxer biturbo secuencial de seis cilindros y 2,8 litros derivaba de los dominantes Porsche 956 y 962. Con 450 CV, el 959 podía acelerar de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y alcanzar una velocidad máxima de poco menos de 320 km/h, cifras asombrosas para su época.
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Diseñado como un escaparate tecnológico rodante, el 959 contaba con una carrocería ligera de aluminio y kevlar, aerodinámica activa con alerón trasero ajustable y faldones inferiores, y un avanzado sistema de tracción total. Visualmente, refinó la silueta familiar del 911, dándole una forma más suave, ancha y aerodinámica, con parachoques integrados y grandes tomas de aire para alimentar el motor y refrigerar los frenos.
Pero la verdadera genialidad residía en su cerebro: el sistema de tracción total Porsche-Steuer-Kupplung (PSK) . Controlado por computadora, variaba constantemente el par entre los ejes para un agarre máximo. Ya fuera al arrancar desde parado o al tomar curvas mojadas, el sistema PSK le otorgaba al 959 una estabilidad y un control que ningún otro superdeportivo de los 80 podía igualar.
Otras innovaciones incluyeron ruedas de magnesio con radios huecos con control de presión de neumáticos integrado y suspensión ajustable electrónicamente, dos innovaciones que contribuyeron a su reputación como un verdadero pionero.
Solo se fabricaron 292 ejemplares, lo que convirtió al 959 en uno de los Porsche más raros y codiciados de la historia. Más que el coche más rápido de su época, fue el modelo a seguir para todos los Porsche de alto rendimiento que le siguieron, consolidando su posición como una maravilla tecnológica y un icono atemporal de los superdeportivos.
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